Continuidad que hace que la romería y fiestas de la Antigua reflejen el más profundo sentir de nuestra identidad hinojoseña, ligada a esta devoción a la Santísima Virgen durante siglos, y que permanece resplandeciente en la actualidad. Si bien, esta continuidad en lo esencial, no es incompatible con una evolución que ha dejado atrás algunas costumbres más propias de la ideosincracia de la época.
Hace un tiempo escuché por primera vez que, a la Virgen de la Antigua, se le denominaba también popularmente como “la Virgen de las aguas”; algo prácticamente desconocido hoy en día, y que me llevó a preguntarme el porqué de este apelativo; ¿solían nuestros antepasados acudir a la Stma. Virgen de la Antigua para pedir la lluvia? Esta idea lejos de ser una utopía, era una realidad que podemos constatar gracias a la documentación existente.
Bien es cierto que la Virgen de la Antigua ha estado ligada con el agua desde el propio origen de esta devoción. La tradición ya nos cuenta que esta Imagen de la Virgen fue hallada en el siglo XIII en un pozo próximo a la Ermita, llamado la Fuensanta, donde tal vez, apuntaba el Padre Juan Ruiz, había sido ocultada por los antiguos cristianos para librarla de las profanaciones de los sarracenos. Probablemente alguien la encontrara, algún día, al hacer una parada en el camino para saciar su sed en el Pozo, que pasó a convertirse en ese momento, en una Fuente Santa en la que Hinojosa halló a su bendita Madre. Pero más allá del encuentro o aparición en la Fuensanta, existe constancia, de que al menos durante el transcurso del S.XVIII, era a esta advocación mariana a la que se acogían nuestros antepasados para suplicar la lluvia en los años de sequía cuando ésta escaseaba poniendo en peligro las cosechas y con ello, el alimento y estabilidad económica de la inmensa mayoría de las familias hinojoseñas. Tal y como recoge nuestro paisano y cronista D. Luis Romero en su artículo La Religiosidad del pueblo de Hinojosa del Duque en el S. XVIII, en épocas de sequía el Cabildo Municipal pedía autorización a la parroquia para “traer a Ntra. Sra. de la Antigua desde su Santa Casa para implorar por medio de su Magd. El Socorro del Agua” (octubre de 1749). Una vez estaba la Virgen en la Parroquia de San Juan Bautista, el Ayuntamiento encargaba nueve días de maitines que terminaban con misa cantada con sacramento, a los que seguía una segunda vuelta o comenzaban los de la parroquia. En el caso contrario, cuando la lluvia había sido abundante y se vaticinaba una buena cosecha, el pueblo se mostraba agradecido a la Señora de la Antigua: “El Cabildo hizo maitines y misa cantada a Ntra. Sra. de la Antigua en acción de gracias por los buenos temporales” (16 de mayo de 1735).
Se desconoce cuando desapareció esta costumbre de traer a la Antigua a Hinojosa en las situaciones difíciles, rogativas en las que encontramos el origen histórico del que nació el sobrenombre de Nuestra Señora de las Aguas para referirse a nuestra Patrona.
Acudamos en estos días de Fiestas Patronales a la Santísima Virgen de la Antigua, para pedirle no sólo el agua para que riegue nuestros campos, sino también, el Agua viva de nuestra fe y amor a su divino Hijo. De Ella mana inagotablemente la gracia que inunda de devoción el corazón de Hinojosa, que conserva este regalo como un preciado tesoro que ha sabido conservar y transmitir como medio de salvación.
Autor: D. Gabriel Delgado Leal
*Religiosidad del pueblo de Hinojosa del Duque en el S. XVIII. Luis Romero Fernández.
*Las Hermandades de la Virgen de Guía en Los Pedroches. Juan Agudo Torrico.