La ermita de la Antigua, alejada del pueblo y rodeada de pequeños caseríos que se fueron despoblando progresivamente y que hasta la segunda mitad del siglo XX se agrupaban en la pedanía de Las Patudas y Toledas, era una pequeña iglesia tan gótica y tan mozárabe como la de San Sebastián. La ermita de la Virgen aparecida en la Fuensanta, fue ampliándose con un atrio sostenido por arcos en los pies y en los laterales del pequeño templo, múltiples salas para servicio de su cofradía y la Casa de la Villa para atención de los constantes romeros que desde las comarcas limítrofes acudían a venerar a la Santísima Virgen. Todo el conjunto fue gravemente dañado durante la guerra civil y las ruinas de tan venerado santuario eran una espina arañando el corazón de miles de hinojoseños. He oído contar cientos de veces cómo el tercer domingo de Pascua, día de la venida de la Virgen al pueblo y de la romería más multitudinaria de cuantas se hacían, se reunían muchos devotos a rezar el rosario junto a las sagradas ruinas del santuario. Y no solo ese día, sino muchos a lo largo del año, iban los campesinos y gentes piadosas a rezar a la Pastora al pie de los derrumbados arcos seculares. La añoranza del pueblo por aquella Virgen chiquita que hubo en la Antigua no solo no cesaba sino que se inflamaba cada vez más, pero, ¿quién podría hacer frente a una reconstrucción tan costosa cuando había tanto que reconstruir?
Aquel año 1955, era presidente de la hermandad de San Sebastián José Martínez Santiago, secretario, Fernando Buenestado Sánchez y tesorero, Romualdo Benítez Sereno. Estos directivos de San Sebastián abrieron brecha en la muralla acompañados por otros hinojoseños que compusieron la Junta Pro Reconstrucción, por esa brecha entró todo el pueblo y en menos de un año, la ermita estaba reconstruida y la Santísima Virgen de la Antigua entraba en el pueblo como lo había hecho durante siglos, pero esta vez lo hacía para ser la Patrona de Hinojosa del Duque.
A mí me han enseñado que cuando Dios encomienda una misión a un hombre, si este no la realiza, se queda sin hacer. A la hermandad de San Sebastián hay que agradecerle que aquella directiva suya, no se acobardara ante la dificultad del proyecto que emprendía. Si los que estuvieron en aquella Junta Pro Reconstrucción hubiesen renunciado, es posible que hoy, de la Antigua solo quedaran unas ruinas entre la maleza. El beneficio que hayan recibido tantos y tantos devotos de María Santísima por los trabajos y el entusiasmo de aquellos hombres, solo Dios lo sabe.
Toda la alegría que hoy rodea las romerías y fiestas de la Virgen, toda la devoción y los sentimientos, todo lo que cada hinojoseño lleva en su corazón hacia su Patrona, en buena parte, hay que agradecerlo a aquellos hermanos de san Sebastián.
Que la Santísima Virgen de la Antigua os lo pague siempre, que os bendiga en este aniversario y que no se rompa nunca el vínculo que los que os precedieron, adquirieron con nuestra Patrona.
*Por Antonio Javier Cortés, Tesorero de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Antigua para la revista con motivo del 75 aniversario de la Hdad. de San Sebastián.