MILAGRO DE LA VIRGEN DE LA ANTIGUA AL NIÑO AMBROSIO
El libro del P. Juan Ruiz O.Carm., titulado la Ilustre y Noble Villa de Hinojosa del Duque, recoge el primer testimonio escrito de un afamado milagro de la Virgen de la Antigua, que aún hoy día se continúa transmitiendo de generación en generación, ocurrido tan sólo un año antes de la publicación del citado libro, en 1922. El P. Juan Ruiz, dice así:
"Así mismo, la Virgen benditísima no deja de ayudar a sus devotos con continuos prodigios y favores:
En el pasado año de 1921, sucedió un hecho verdaderamente prodigioso. Un niño de poco más de dos años de edad, en una tarde del mes de abril, llevando a pactar a su predilecto corderillo, se alejó del cortijo o casa de campo y vino a sorprenderle la noche. El corderillo volvió a la querencia de la majada; pero ¿y el niño donde se había quedado? Se presentó la noche: una noche fría y sin luna, únicamente alumbrada por el parpadeo de las estrellas; y sin más ruidos que los aullidos de las fieras y los graznidos de las aves de rapiña. ¡Pobre niño!
¿Dónde estará? Sus padres lo buscaban desolados: lo mismo hacen con verdadero ahínco todos los colonos y vecinos de los cortijos limítrofes: Llevan luces, dan voces, llaman a gritos, pero... ¡el niño no responde! ¿Habrá sido pasto de las fieras? La Guardia Civil, reclamada, acude desde el puesto de Hinojosa del Duque, y patrulla por los alrededores, ¡pero todo sin fruto!
Amanece el día, y los campos se encuentran cubiertos con una blanca sábana de escarcha...¡pobre niño! ¡estará helado!
Mas, he aquí, que, cuando el sol todo lo alumbra con sus rayos, el niño, plácidamente dormido y recostado sobre su bracito, es hallado por unos vecinos.
¿Has tenido frío? ¿Tienes ganas de comer? le preguntan.
No, ha estado conmigo una muchacha
En esto llega el domingo, día señalado para ir por la Stma. Virgen, el niño acompañado de sus padres, acude a la Ermita para entregar a la Virgen de la Antigua el corderito ofrecido por estos en las horas de angustia, pero ¡oh prodigio! al ver a la Señora, exclama:
¡Esa es la muchacha, que estuvo conmigo, me dio de comer y me calentaba!
¡El entusiasmo y el alborozo del pueblo congregado para escuchar misa fue indescriptible! ¡Los gritos y vivas fueron ensordecedores!
Verdaderamente se cumplió una vez más, que ninguno de los que han acudido a su protección, implorando su asistencia y reclamando su auxilio, haya sido abandonado
El niño se llamaba Ambrosio Arellano Moreno, hijo de Gregorio y Petra".
"Así mismo, la Virgen benditísima no deja de ayudar a sus devotos con continuos prodigios y favores:
En el pasado año de 1921, sucedió un hecho verdaderamente prodigioso. Un niño de poco más de dos años de edad, en una tarde del mes de abril, llevando a pactar a su predilecto corderillo, se alejó del cortijo o casa de campo y vino a sorprenderle la noche. El corderillo volvió a la querencia de la majada; pero ¿y el niño donde se había quedado? Se presentó la noche: una noche fría y sin luna, únicamente alumbrada por el parpadeo de las estrellas; y sin más ruidos que los aullidos de las fieras y los graznidos de las aves de rapiña. ¡Pobre niño!
¿Dónde estará? Sus padres lo buscaban desolados: lo mismo hacen con verdadero ahínco todos los colonos y vecinos de los cortijos limítrofes: Llevan luces, dan voces, llaman a gritos, pero... ¡el niño no responde! ¿Habrá sido pasto de las fieras? La Guardia Civil, reclamada, acude desde el puesto de Hinojosa del Duque, y patrulla por los alrededores, ¡pero todo sin fruto!
Amanece el día, y los campos se encuentran cubiertos con una blanca sábana de escarcha...¡pobre niño! ¡estará helado!
Mas, he aquí, que, cuando el sol todo lo alumbra con sus rayos, el niño, plácidamente dormido y recostado sobre su bracito, es hallado por unos vecinos.
¿Has tenido frío? ¿Tienes ganas de comer? le preguntan.
No, ha estado conmigo una muchacha
En esto llega el domingo, día señalado para ir por la Stma. Virgen, el niño acompañado de sus padres, acude a la Ermita para entregar a la Virgen de la Antigua el corderito ofrecido por estos en las horas de angustia, pero ¡oh prodigio! al ver a la Señora, exclama:
¡Esa es la muchacha, que estuvo conmigo, me dio de comer y me calentaba!
¡El entusiasmo y el alborozo del pueblo congregado para escuchar misa fue indescriptible! ¡Los gritos y vivas fueron ensordecedores!
Verdaderamente se cumplió una vez más, que ninguno de los que han acudido a su protección, implorando su asistencia y reclamando su auxilio, haya sido abandonado
El niño se llamaba Ambrosio Arellano Moreno, hijo de Gregorio y Petra".