A Ti, que sabes de mis anhelos, mis desvelos, mis alegrías y mis penas.
A Ti, que me sostienes en las noches oscuras de mi vida.
A Ti, que madrugadas enteras me has acompañado, sostenido y ayudado cuando todo era incertidumbre, dudas, miedo….
A Ti, a la que tanto he pedido el deseo de poder cumplir ser madre como lo fuiste Tú y que sólo Tú me has sabido ayudar, para aceptar, que los caminos de Dios son inescrutables y que Dios escribe derecho con renglones torcidos.
A Ti, que me acompañas en mi caminar diario y que desde que me faltó mi madre de la tierra no has dejado ni un momento en darme tu protección y ayuda. Y sé que ella goza junto al Padre y junto a Ti.
Ella, mi madre, que me inculcó el amor a la Virgen y de una manera muy especial a Ti, Madre del Antigua, que te acompañó en innumerables ocasiones velándote en la ermita y que hasta su último día aquí, te cantó; "Yo le canto a la virgen de mis amores", y sí que eras la Virgen de sus amores si, a la que tanto rezó cantando.
Esa bendita imagen que cuidábamos la semana antes de llegar tu día toda mi familia, en el campo del Antigua, y que tan buenos recuerdos me traen de mi niñez.
Tiempo, que recuerdo con nostalgia y cariño, acompañada de mis padres y hermano, abuelos, tíos y primos. Que tiempos aquellos cuando esta semana de antes la visita de la tarde era obligada cantándote a Ti.
Y al llegar el día de tu velá, rebosábamos de alegría porque estábamos preparados para acompañarte con todos los amigos que venían desde el pueblo, para un honrarte y cantarte.
Cantarte, como en la misa del sábado por la noche hacía con mi coro, en la que nuestro querido don Juan te recitaba sus poesías llenas de amor y cuyas letras se hicieron canción, esas que siempre resonarán en nuestra mente, al igual que el rosario de antorchas a la Fuensanta. Esas mismas canciones que seguiríamos cantando en mi casa, la de "carrerillas", porque si había un día especial de cantos por fandangos y sevillanas ese era tu día, el día de la Antigua.
Hubo dos años muy importantes en esa casa, en los que mi madre y mi abuelo respectivamente tuvieron la gran suerte de poder servirte siendo hermanos mayores.
¿Porque te hablo en pasado Señora?
¿Porque noto tristeza?
¿Porque hablo de recuerdos?
Cuando recuerdo esto, pienso en tu Cerro y miro Tu cara en una foto, algo me dice que este año aún en la distancia, estarás con nosotros, te velaremos y hablaremos el sábado en lo hondo de nuestro corazón, te cantaremos de tu a tu, como tuve la suerte de hacerlo el año pasado y cumplir un deseo que, aunque me costó, jamás olvidaré.
Este año tendremos añoranza de bajarte a la Fuensanta, de recorrer el camino acompañándote como tantos años.
Pero tenemos que estar contentos y expectantes, pues debemos prepararnos para tu venida.
¡Te Esperamos Señora! y te recibiremos como siempre, como Patrona, Madre e intercesora nuestra.
Tú, que siempre nos acompañas y nos das lo que de verdad necesitamos.
En este tiempo que nos ha tocado vivir Señora, te pido por el mundo y especialmente por España y el pueblo de Hinojosa, intercede y ruega tú por nosotros Madre a tu Hijo Amado. Protégenos Antigua en este tiempo de cambio e inseguridades. Se Tú nuestra guía y acompáñanos para poder llegar a la casa del padre.
Siempre te he de estar agradecida querida Madre de la Antigua, gracias por la vida, por la fe, por mi familia, por mis amigos, por mi marido y mis tres ahijados, esos que tú has querido que me acompañen como ángeles caídos del cielo y que me alegran, cuídalos y guíalos al igual que a mi señora por el camino de la vida, para que nunca nos apartemos de Ti y de tu Hijo el Pastorcito Divino.